viernes, 21 de febrero de 2014

La bandera Dominicana

 La bandera dominicana
Origen 

La bandera dominicana es el mas sublime símbolo de la libertad y la soberanía nacional, es considerada el alma de la patria. Fue concebida por el patricio Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria. Su diseño fue aprobado por Los Trinitarios el 16 de junio de 1838. Ondeó airosa por vez primera el 27 de febrero de 1844, día de la Independencia Nacional. La misma fue elaborada por la señorita Concepción Bona y su prima la señorita María de Jesús Pina. 

Descripción

Constitución dominicana estable que la Bandera Nacional contiene los colores: azul ultramar y rojo bermellón, en cuarteles esquinados y alternados de tal manera que el azul debe quedar en la parte superior del asta, separados por una cruz blanca, de un ancho igual a la mitad de la altura de cada cuartel, llevando en su centro el escudo de armas de la República.

Significado de los colores 

Los colores de la bandera nacional poseen un significado particular. El rojo representa la sangre vertida por nuestros libertadores; el azul expresa nuestros ideales de progreso y libertad y que Dios protege la nación dominicana; y la cruz es el símbolo de la lucha de nuestros libertadores para legarnos una patria libre. Su color blanco nos recuerda que la paz y la unión debe prevalecer entre todos los dominicanos.

Uso de la bandera

La ley No. 360, dictada en 1943, y sus respectivas modificaciones, estable que la Bandera Nacional debe ondear en todos los edificios públicos e instalaciones militares y judiciales. Todo el pueblo debe izarla en sus hogares los días de fiestas patrias.

Las naves marítimas y aéreas nacionales la deben llevar izada. Las escuelas, colegios y universidades y, en general, las entidades educativas deben rendirle homenaje y presentarla izada a sus estudiantes. El presidente de la República la lleva cruzada en su pecho, en la banda presidencial. Las embajadas y consulados dominicanos la deben también izarla en sus oficinas ubicadas en el exterior; además en las residencias de embajadores nacionales debe izarse, durante las fechas patrias dominicanas, junto a la bandera del país donde presentan sus servicios.La bandera que usan los buques mercantes no llevara el escudo de armas.

Arriba el pabellón

¡Tercien armas! ¡como quiera!
el acostumbrado estruendo
ello es que el sol va saliendo
y hay que enhestar la bandera.

Enfilando pelotón
de la guardia somnolienta
al pie del asta presenta
arbitraria formación.

Y hechas a las dos auroras
en que cielo y Patria están
pasan de largo a su afán
las gentes madrugadoras.

Ni ven el sol de la raza
cuyos colores lozanos
tremulan entre las manos
del ayudante de la plaza.

Ni del lienzo nacional
fijo ya a delgada driza
recuerda que simboliza
toda una historia inmortal.

Pues cada matiz encierra
lo que hicieron los mayores
por el bien y los honores
y el rescate de la tierra.

El rojo de su gloriosa
decisión dice al oído,
“Soy – dice – el laurel teñido
con su sangre generosa.”

Es el azul de su anhelo
progresistas clara enseña
color con que el alma sueña
cuando sueña con el cielo.

El blanco póstumo amor
a sus entrañas se aferra
dar por corona a la guerra
el olivo al redentor.

Presenten armas, ya ondea
el Pabellón y se encumbra
bajo el sol que deslumbra
y el clarín que clamorea;
ladra un can del estridente
sonido sobresaltado
arde en aromas el prado
rompe en trinos el ambiente.

¡Que linda en el tope estás
Dominicana bandera!
¡Quién te viera, quien te viera
más arriba mucho más!

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